La participación en el proceso electoral ha tenido una especial relevancia si tenemos en cuenta que casi 600 personas forman parte de las listas para optar por participar en el Congreso de la Federación de Industria, incluyendo los suplentes. De ellas, 369 han sido designadas para tomar la última palabra en el largo proceso de debate de la estrategia federal y depositar su confianza en los órganos de dirección de la Federación para el futuro más inmediato.
En este marco, la candidatura representada por Agustín Martín dirimirá su mayoría partiendo de un importante apoyo de los delegados y las delegadas al Congreso, que supera con creces los requerimientos para tener la mayoría, pero no es un elemento determinante. Lo definitivo es el apoyo de los votos de los presentes en el debate del 20 de diciembre, día en el que todo este proceso, iniciado hace cuatro meses, culminará con un programa de acción que habrá que cumplir y con una dirección que debe cubrir las expectativas depositadas para llevarlo a efecto con eficacia.
Una parte destacada de las Federaciones de Catalunya, Madrid, Asturias, Euskadi, Castilla-La Mancha, Navarra, La Rioja o Illes Balears, han venido impulsando este proyecto, junto a casi la mitad de los miembros de la actual Ejecutiva federal. Además, Federaciones como la gallega, la castellano-leonesa, la aragonesa, la andaluza, la valenciana y la extremeña han aportado una parte importante de sus valores para hacer realidad la mayoría por el cambio.
Con estas premisas, desde la Candidatura a la Federación de Industria queremos pensar en el día de después, cuando habrá que recomponer las posibles “heridas” generadas por la tensión de la disputa congresual. Para nosotros, lo importante es restituir la necesaria cohesión para poder trabajar con la participación de todos y construir una Federación que ha estado inmersa en una crisis permanente de iniciativas en este último período del mandato y que requerirá un esfuerzo notable para superarlo.
Sobre todo, porque nos encontramos inmersos en un proceso demasiado largo de crisis, depresión y recesión que exige una atención especial por sus efectos en las actividades industriales y en el empleo que, tras el sector de la construcción, está sufriendo el mayor daño en la caída del mismo (el 25% de los tres millones de empleos perdidos desde el año 2008 son industriales). Las consecuencias sobre el sector con mayor productividad y valor añadido, con mayor cualificación e implantación tecnológica han sido demoledoras.
Se ha venido echando de menos la atención a los problemas concretos que padecen los sectores de actividad competencia de la Federación (deterioro continuo de las empresas renovables, sucesivos conflictos en la minería, grave situación del sector naval, del de material ferroviario, defensa, siderurgia ….). La constatación de esta situación no permite hacer política de salón -de imagen en exclusiva-, porque es imprescindible bajar al terreno de las propuestas y del trabajo en común, presionando a las Administraciones, central, autonómicas y locales, así como a las patronales, y atraer a las organizaciones implicadas en el mantenimiento y desarrollo de la industria en nuestro país.
Nuestro compromiso va a tener como referencia la puesta en marcha de las decisiones adoptadas en el Consejo de abril pasado en el terreno de las acciones en defensa de la industria. Pero también deberemos abordar la restitución del concurso de la Federación en el ámbito confederal, debido a nuestra pérdida de peso en la configuración de sus estrategias.
Para facilitar la construcción de una Federación de Industria real, añorada desde hace ocho años, se debe generar la suficiente confianza en el ámbito del resto de las federaciones industriales de la Confederación, mediante líneas de confluencia sólidas de trabajo interfederal que superen. Porque seguimos planteando la necesidad de situar la inversión y la defensa de la industria como elementos centrales de superación de la crisis.
Además, deberemos de poner en marcha iniciativas sectoriales que, junto con las organizaciones empresariales, concreten actuaciones en los diferentes espacios sectoriales, conformando una posición común para trasladarla al debate público y al ámbito político.
Y debemos abandonar, de una vez por todas, la disputa permanente federación-territorios que se viene dando al margen de los debates que se están produciendo en el conjunto de la organización. Porque es un debate falso que solo perjudica a la cohesión en el marco de la adopción de posiciones comunes en defensa de la industria, de las movilizaciones y del buen funcionamiento del sindicato en su conjunto, compartiendo con el resto del Sindicato la lucha por la defensa del modelo social basado en el Estado del Bienestar (sanidad, educación, pensionistas, administración pública …).
En cuanto a la dirección federal, constituida tras el Congreso, debe poner en marcha acciones que restituyan la cohesión federal perdida. Lo mismo ocurre con la necesaria premura para trabajar con las Secciones Sindicales y en el conjunto de los sectores, donde las diferentes crisis internas y remodelaciones del las áreas de la dirección, unido a la visión economicista de priorizar el ahorro frente a la acción sindical, han tenido como resultado la desaparición de una coordinación sectorial y territorial necesaria en estos momentos.
Este es el compromiso que va a adquirir el conjunto de personas que formamos parte del trabajo federal en el futuro más inmediato y que configuran una realidad para posibilitar un intenso cambio de rumbo. Porque formamos parte de un proyecto confederal que tiene como principal objetivo fortalecer el Sindicato en todos sus ámbitos y afrontar con éxito los fuertes ataques del gobierno y la patronal para debilitarnos.
Como mencionamos en nuestra primera propuestas para el cambio, en septiembre pasado: “No sé si cambiando vamos a mejorar pero para mejorar es necesario cambiar”.
Esta es nuestra apuesta, este nuestro compromiso
y estamos convencidos que lo conseguiremos.